Evidentemente, las causas de esta proactividad debemos buscarlas en la competencia que, desde muy antiguo, se da en nuestro ámbito de trabajo. Además de este factor, podemos aportar como otra causa de lo dinámico del mercado farmacéutico la necesidad de asegurar el éxito de un adecuado desarrollo de productos altamente especializados, así como la obligación de gestionar adecuadamente su lanzamiento al mercado, teniendo en cuenta el elevado coste de generación, desarrollo e implantación del producto farmacéutico.

Uno de los elementos que nos ayudan a visualizar de forma más clara el liderazgo que nuestro sector aporta se da en todo lo relativo a sus recursos humanos y más concretamente en lo referente al recurso humano especializado en gestión comercial.

Resulta muy clarificador comprobar que, en nuestro país, el sector farmacéutico ha sido el impulsor de metodologías y sistemas de gestión absolutamente innovadores en cuanto a la gestión comercial y al marketing. El uso que desde antiguo se viene haciendo de la gestión territorial, el sistema de lanzamiento de productos, los planes de aprovechamiento del tiempo de la visita comercial, la utilización del micromarketing o el uso de herramientas de información acerca de la compartimentación de las ventas por producto, zona geográfica y periodos temporales son algunos de los ejemplos que, en comparación con otros sectores de actividad de nuestra economía, muestran evidentes signos de liderazgo y de adelantamiento sobre los demás.

De hecho, el sector farmacéutico ha asumido el papel de referente en la implantación de modelos de benchmarking a nivel de gestión comercial de cara a otros sectores.

Algunas de las claves de esta gran iniciativa se encuentran en la rápida profesionalización de áreas de desarrollo dentro del sector.

Quiero referirme, de forma especial, al área de recursos humanos, donde, donde muy pronto, se apostó por desarrollar una política muy activa destinada al desarrollo continuo de la calidad de la actividad de los recursos humanos y al desarrollo de la competitividad de sus colectivos comerciales, basando sus esfuerzos en el análisis continuo acerca de los resultados obtenidos en confrontación con los objetivos requeridos y en políticas de inversión en el desarrollo de sistemas de gestión y el desarrollo de la gente basado en políticas de formación.

Efectivamente, el sector farmacéutico se encuentra entre los que, de manera más pronta, decidieron apostar por la formación como una herramienta decisiva de cara a su desempeño dentro del mercado.

La formación ha sido utilizada no únicamente como un método de enseñanza a nivel de producto, comercial o de desarrollo de competencias. En nuestro sector, además, se ha utilizado como un sistema de desarrollo continuo que tributara, igualmente, a favor de la calidad entendida como método permanente de mejora continua y de optimización de procesos a cualquier nivel dentro de la empresa..

BCP Pharma, ha consolidado una amplia experiencia, dentro de nuestro sector, derivada de su participación en innumerables planes de formación o consultoría a lo largo de los últimos años.

Es esta experiencia la que nos ha permitido constatar algunos elementos que hacen distinto a nuestro sector y a sus áreas de recursos humanos:

• La profesionalización como punto de partida conceptual
• La proactividad como seña de identidad a la hora de generar nuevas soluciones
• La flexibilidad a la hora de asumir nuevos planteamientos o formas de hacer las cosas
• La empatía con el mercado para escuchar y comprender lo que demanda

En este sentido, la visión panorámica que obtenemos como consultores, en los numerables frentes en los que BCP Pharma esta participando con nuestras compañías clientes, nos permite interpretar que nos encontramos en un momento de especial importancia, casi vital, debido a las circunstancias que nos rodean: un entorno normativo y legal cambiante, la globalización de procedimientos, políticas y dependencias o los márgenes menguantes que como consecuencia de la creciente competencia se vienen generando.

Estas circunstancias más que asustar deben convertirse en un acicate para todos nosotros, deben animarnos a comprometer nuestros esfuerzos hacia una meta ambiciosa: continuar posicionando a nuestro sector como uno de los más dinámicos, avanzados y competitivos que le permita seguir siendo bandera del valor como concepto empresarial y de la profesionalidad como orgullo personal.