Entrevista al Dr. Rafael López, Gerente de la consultora IRIO

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Redacción

Entrevista al Dr. Rafael López, Gerente de la consultora IRIO

19/12/2005
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Los médicos cuentan con una gran ventaja respecto a otros científicos: su sector editorial especializado es mucho más potente que en cualquier otra disciplina de conocimiento. La edición continua de libros, pero sobre todo de revistas médicas, le obliga a renovar sus conocimientos con mayor frecuencia que a otros profesionales. Por ello, el médico tiene una necesidad permanente de estar bibliográficamente actualizado, para incorporar lo antes posible los avances surgidos de la investigación básica y clínica. Sin embargo, el ingente volumen de publicaciones periódicas a las que se ve sometido, pueden dificultar todo este proceso.

¿Por qué la consulta bibliográfica en medicina es cada día más complicada?
Sí, así es; se edita mucho sobre medicina y la abundancia en la oferta llega a menudo a abrumar al lector. Lo más curioso es que se dé ahora, cuando más fácil resulta su acceso y cuando la biblioteconomía ha logrado automatizar casi todos los procesos.

Pero al final hay que hacerla…
El acceso a la nueva información que cada día se genera es un aspecto más de la práctica médica, tan importante como otros. El tiempo que se requiere para revisar la literatura biomédica se da por bien empleado, pues la actualización constante de conceptos y de procedimientos tiene un potencial enorme como elemento de formación. Al final de cada año, se habrán publicado varios artículos científicos que obligarán a cambiar la praxis de cada médico. Además, desde la llegada de Internet, por su accesibilidad y alcance, la consulta bibliográfica resulta ser un nivelador metodológico universal para los médicos, una especie de boca a boca, del que nos beneficiamos todos los pacientes. Por lo tanto, la actualización bibliográfica debe ocupar un lugar destacado en la rutina del médico, y no conozco a ninguno que no lo haga con gusto, pues saben que les ayuda a ejercer mejor… Pero se encuentran con un problema.

El sector editorial científico está sobredimensionado, cada año se llegan a publicar entre 20.000-30.000 revistas médicas. Sin ir más lejos, el Journal Citation Reports recoge más de 200 publicaciones internacionales para una sola especialidad médica (aparte de muchas nacionales que están fuera de ése índice); además, en el caso de ciertas enfermedades todo se complica, pues su fisiopatología involucra a varias especialidades clínicas. Tal profusión no resulta nada práctica, aparte de que favorece una “burocratización” en la investigación.

De todos modos, la realidad editorial está así y hay que contar con ello. Por eso se han creado los gestores bibliográficos, que tratan de ayudar al médico clasificando y jerarquizando toda esa superabundancia de información, de manera que se aproxime lo más posible a su interés profesional. Claro, el problema que se plantea entonces es que no todos los médicos comparten los mismos intereses clínicos o científicos.

¿Y cómo se puede dar solución a ese problema?
Bueno, cada uno intenta aplicar su experiencia, aunque hay cosas que siempre funcionan. Lo primero que hay que pensar es que si existe esa necesidad, la consulta bibliográfica, hay que obligarse a otra: hacerla lo más eficiente posible. En VIAMEDICA.com hemos optado por unos criterios de clasificación y filtrado que hacen más cómodo todo el proceso, y que al final ahorran mucho tiempo. De hecho, ése fue nuestro primer objetivo: el ahorro obsesivo del tiempo, y todo el trabajo posterior se ha centrado en conseguirlo.

Hemos tratado de orientar todo el proceso desde el punto de vista de una patología (o área terapéutica, en su caso), a diferencia de otros gestores, que se centra más en la publicación. De hecho, si te fijas únicamente en la publicación puedes aplicar sólo 2 criterios de clasificación: la fecha de edición y la importancia relativa de cada publicación frente al resto. Son dos criterios importantes, pero no únicos. Un gestor bibliográfico que sólo se base en estos dos principios suele ser muy pobre.

Por el contrario, si se piensa en una determinada enfermedad, los criterios de clasificación que se pueden aplicar son mucho más variados, así la actualización bibliográfica puede hacerse más completa y entretenida.

Entonces, ¿un gestor hace lo mismo que una base de datos bibliográfica?
Bueno, no es exactamente lo mismo. En general, las bases de datos no son actualizadores bibliográficos, aunque algunas permitan una pseudoactualización con búsquedas automatizadas. Cuando se accede a Medline a través de PubMed –por citar la base de datos más extendida-, el interfaz se queda esperando a que el usuario haga algo; si no se le proporciona un término que buscar, la base de datos no mostrará nada. Los actualizadores, una vez que arrancan, ya tienen que enseñar mucha información, por no decir casi toda. Los mejores actualizadores bibliográficos son aquellos que ahorran al máximo el uso del teclado y del ratón a los usuarios. Por eso es tan importante tener previamente toda la información bien clasificada.

Un buen actualizador bibliográfico debe ser competente tanto en la indexación como en la jerarquización, para lo cual debe observar, como mínimo, estas cuatro cualidades: asegurar la máxima cobertura documental, renovar los contenidos frecuentemente, no sesgar los contenidos de acuerdo a criterios que no sean estrictamente científicos y ser específico en los contenidos. Prescindir de cualquiera de estas características resta bastante eficacia a la herramienta.

Antes aludía a Internet, como un elemento vital en este campo
Internet lo está cambiando todo… Hace tiempo que ha revolucionado el acceso a la información en medicina y ahora le llega el turno a los procedimientos, a la gestión, incluso a la atención sanitaria.

Para la biblioteconomía ha supuesto un avance increíble. Nosotros nos aprovechamos de ello para ofrecer al potencial usuario de nuestro gestor una garantía imprescindible: la integridad; es decir, que puede estar seguro de que hacemos una actualización bibliográfica sobre la totalidad de artículos que se publican en una determinada materia. Esta garantía debe complementarse con otra, que también resulta muy importante: ofrecer la información únicamente en función de su valor científico, sin atender a intereses comerciales o de otro tipo. Hay que poner cuidado en esto, ser lo más “blanco” posible en la ponderación científica para asegurar la credibilidad del producto.

¿Y los gestores bibliográficos no entran en conflicto con los llamados “Journal Clubs”?
Los “Journal Clubs” son iniciativas estupendas, pero tienen otro objetivo, aparte de que en España todavía no están muy extendidos. Los “Journal Clubs” son una especie de defensa de los médicos contra la superabundancia en la literatura científica, en la que se somete a criterio de una élite la validez de lo publicado. Ha sido el resultado lógico de la corriente EBM (medicina basada en la evidencia).De hecho, circulan por ahí varios artículos donde se dice que tan solo 20 ó 30 publicaciones médicas periódicas logran realmente influir a los médicos en la toma de nuevas decisiones clínicas, mientras que las veintitantasmil restantes lo hacen raramente. Yo creo que es una cifra muy exigua si tenemos en cuenta que hay 3 ó 4 publicaciones de referencia por cada disciplina médica y aprox. 10-15 en medicina general.

El problema con los “Journal Clubs” es su falta de versatilidad respecto a la nueva información publicada, pues como comentaba antes, el interés profesional que cada médico tiene a la hora de revisar la literatura puede variar en función de muchas circunstancias: la presentación de un caso, la preparación de una conferencia, etc. Además, el exhaustivo trabajo que debe hacerse en la revisión de la literatura cuando se pretende extraer conocimiento MBE lentifica el trabajo de los “Journal Clubs”.

Con todo, captar la atención del médico en este campo no debe de ser fácil.
Por supuesto que no. Alguien se ha molestado en hacer un estudio sobre el exceso de información que circula por Internet, y concluye que un médico especialista debería visitar cada día más de 90 sites relacionados con su profesión. Y todos esos sites, para ganar su atención, emplean la información bibliográfica. Por eso resulta lógica la confusión del médico, porque existen muchísimos canales por donde le llega un contenido similar: su sociedad profesional, los laboratorios, las facilities de su centro de trabajo, algunos macro-sites extranjeros, iniciativas de grandes grupos editoriales, etc.

Sacar la cabeza en ése maremágnum no es fácil. Lo primero que se debe tener claro es qué es lo que buscas con tu proyecto. Yo suelo desconfiar de las soluciones bibliográficas que prometen “hacerlo todo”, porque para hacerlo todo bien hay que dedicar una cantidad ingente de recursos. Luego, a partir de este punto, hay que tratar de cuidar todos los aspectos, desde el proceso de documentación hasta la aplicación informática.

¿Cómo ofrecen su servicio de actualización bibliográfica?
Para mantener la credibilidad científica de VIAMEDICA.com, creemos que la mejor fórmula es que los laboratorios u otras instituciones patrocinen cada área terapéutica o patología. De todos modos, la aplicación es extraordinariamente flexible y una vez que entramos en contacto con un cliente trabajamos con él muchos aspectos del tratamiento de la información, especialmente las fuentes y las jerarquías. En esta primera fase, resulta muy importante la colaboración de los clientes, pues ellos tienen ya detectadas ciertas necesidades de su target que pueden mejorar la funcionalidad de la aplicación.

Además, también ofrecemos otros servicios bibliográficos a demanda, que cubren necesidades específicas en un determinado momento: apoyo bibliográfico para la red comercial, para cubrir un evento científico, lanzamientos de productos, nuevas indicaciones, etc.

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