Los fármacos de "Estilo de Vida", los nuevos superventas

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Dylan Jackson

Los fármacos de "Estilo de Vida", los nuevos superventas

01/11/1999
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Los fármacos de "estilo de vida", los nuevos superventas

 
Por Dylan Jackson. Healthcare Practice Area analyst de Datamonitor Europe.

El término 'lifestyle drugs' ha nacido en los medios de comunicación. Este término no fue acuñado ni por la industria farmacéutica (que lo detesta) ni por los profesionales de la salud, y ni tan siquiera por los pacientes a los que tratan este tipo de productos. Tampoco es que se refiera a una clase particular de fármacos, o a un área terapéutica concreta. En lugar de eso, el término se refiere a fármacos que han cristalizado el concepto que tiene el mundo desarrollado por la obsesión en la mejora de su calidad de vida.

 

El mito

La utilización de productos farmacéuticos ha contribuido ya a ampliar la esperanza de vida, desde los 48 años, que había en 1955, hasta los 66 años de 1998. Parece que se ofrecen ahora al público productos farmacéuticos que no sólo retrasarán la muerte, sino que retrasarán también los efectos del envejecimiento. El señuelo de las píldoras fáciles de tragar que prometen curar la disfunción eréctil, la obesidad, la alopecia, el envejecimiento cutáneo e incluso la tristeza, es algo que garantiza la conquista de la imaginación pública, aprovechándose de la preocupación cultural latente por la eterna juventud y la belleza corporal. Si bien este vocabulario y esta retórica están hechos a medida de los medios de comunicación, la realidad debe observarse de una manera algo mas crítica. De hecho, tanto la industria farmacéutica como los pacientes han hecho oír su preocupación con respecto a este nuevo fenómeno de los medios de comunicación. Las compañías farmacéuticas sostienen que clasificar los fármacos como mejoradores del estilo de vida socava su reputación. El antidepresivo de Eli Lilly, Prozac (fluoxetina), constituye un buen ejemplo, pues el comentario bien difundido de un médico según el cual el Prozac hacía que sus pacientes se sintieran "mejor que bien", trasformó su producto farmacéutico en la "píldora de la felicidad". Los pacientes han reaccionado también con enfado a los artículos aparecidos en las revistas en los que se utiliza la expresión "fármaco del estilo de vida" de una manera peyorativa, que tiene el efecto de degradar el dolor y el sufrimiento intrínsecos a estados como la depresión y la artritis. Las preocupaciones de estos dos grupos parecen justificadas, pues el tratamiento que hacen los medios de comunicación de la farmacoterapia podría tener importantes implicaciones en la provisión de intervenciones farmacéuticas. El término "estilo de vida" debilita paulatinamente la percepción de necesidad médica que se tiene de algunos medicamentos y esto puede inducir a quienes pagan la atención sanitaria a negarse a subvencionarlos. A largo plazo, podría afectar también a la cobertura de otros productos farmacéuticos.

 

Los medios de comunicación

La prensa médica está dominada en la actualidad por fármacos como Viagra (sildenafilo), para la disfunción eréctil, Xenical (orlistat), para la pérdida de peso, y Propecia (finasterida), para la alopecia. No puede infravalorarse el éxito que la Viagra y el primer fenómeno de fármaco de estilo de vida, el Prozac, han tenido en los medios de comunicación; el nombre Prozac se ha utilizado en varios títulos de libros y la Viagra ha generado incontables bromas conocidas en todo el mundo sobre la disfunción eréctil masculina. Cabe sostener que las dos marcas comerciales han conseguido, en un tiempo considerablemente menor, ser tan reconocibles como Coca-Cola, McDonald y Levi´s. Este éxito en los medios de comunicación ha venido asociado con un éxito financiero similar, pues Viagra ha sobrepasado recientemente el récord farmacéutico de ventas durante el primer mes de lanzamiento, que antes ostentaba Lipitor con más de 570.000 recetas. Viagra generó 411 millones de dólares en ventas en su primer trimestre de comercialización y se prevé que, en su primer año, se convierta en una bombazo de ventas de 1.000 millones de dólares.

Con Prozac se inició el camino hacia el culto a la intensificación farmacéutica del estilo de vida después de que los medios de comunicación lo transformaran de un antidepresivo clínicamente eficaz en la "píldora de la felicidad". La historia con la Viagra está siguiendo el mismo camino. Esta última tiene claras ventajas clínicas para el tratamiento de una afección que, se cree, afecta aproximadamente a uno de cada tres varones estadounidenses de más de 40 años, y ha sido ya adoptada por los medios de comunicación como "el medicamento del amor". Al captar tanto espacio en los medios de comunicación, la Viagra ha disparado la imaginación pública con la promesa de nuevos productos farmacéuticos del tipo de medicamentos para la obesidad, que nos permitan seguir comiéndonos nuestros pasteles. A la luz de este fenómeno liderado por los medios de comunicación, las medicinas que cabría incluir en la supuesta clase de "estilo de vida", junto con medicamentos a punto de lanzarse, en trámites de aprobación, se enfrentarán a un mercado obsesionado por el concepto de medicamento de estilo de vida. Fármacos como los medicamentos anti-obesidad recientemente comercializados, Xenical y Meridia (sibutramina), se enfrentan al riesgo de ser considerados "fármacos de estilo de vida". Esta asociación puede acarrear ventajas si esos medicamentos son capaces de sacar provecho del empujón dado por los medios de comunicación, pero hay claras posibles desventajas ligadas a esta hiper-exposición. La exposición de un nuevo fármaco en los medios de comunicación puede atraer la atención de los consumidores hacia él, pero, en el caso de los fármacos de estilo de vida, puede producirse también el efecto opuesto, ya que los pacientes pueden poner objeciones a clasificarse, por ejemplo, como consumidores de Prozac. La otra cuestión que preocupa a las compañías farmacéuticas que comercializan nuevos productos en un contexto de estilo de vida es la amenaza de una recepción menos favorable por parte de las autoridades que deben decidir la cobertura social de esos fármacos. El caso de la Viagra es un buen ejemplo de la clase de pánico que puede desencadenarse entre las autoridades reguladoras ante la comercialización de un fármaco considerado por los medios de comunicación, y posiblemente también por el público general, como un fármaco de estilo de vida.

 

Una definición

Son pues los medios de comunicación los que han impuesto la expresión "estilo de vida" para ciertos fármacos que están actualmente en el mercado. Por consiguiente, estos medicamentos sólo han sido definidos como tales por los medios de comunicación. Los medicamentos que, hasta ahora, se han incluido en esta clase están orientados al tratamiento de las siguientes afecciones:

  • Disfunción eréctil.
  • Depresión.
  • Obesidad.
  • Alopecia.

 

Envejecimiento cutáneo

Ninguna de ellas amenaza directamente la vida, con la excepción de la obesidad extrema, de manera que cabría decir que los "fármacos de estilo de vida" son medicamentos desarrollados para tratar afecciones que no constituyen un riesgo para la vida. Sin embargo, también podrían incluirse en esta definición un sinnúmero de otros tipos de medicamentos, como los antiinfecciosos, por ejemplo. Hay que refinar, pues, la definición, y por ello en este artículo se han establecido los siguientes criterios, que también satisfacen los medicamentos de estilo es vida:

  • Resultar atractivos para los medios de comunicación populares.
  • Las dolencias para las cuales están indicados afectan a la calidad de vida.
  • Esas afecciones tienen también a menudo síntomas de naturaleza estética.
  • Los responsables sanitarios se muestran reacios a reintegrar su importe.

 

Según los criterios anteriores, otras enfermedades que podrían etiquetarse como afecciones de estilo de vida son la ansiedad social, la incontinencia, la artritis, los trastornos de la memoria, la eyaculación precoz y el trastorno sexual femenino (TSF). En las tres secciones siguientes se intenta dividir los criterios que se acaban de citar en características sociales, patológicas y de producto específicas, y evaluar el papel que cada una de ellas desempeña para atraer la atención de una generación de individuos que tienden a automedicarse, están envejeciendo y tienen poder adquisitivo.

 

Características sociales

El proceso de envejecimiento

La "medicalización" de muchos procesos naturales, como la depresión, y su tratamiento patológico subsiguiente, ha originado una demanda de fármacos para el tratamiento de afecciones que no significan un riesgo para la vida y que son consecuencia normal del envejecimiento. De hecho, en 1996, el Banco Mundial llegó a predecir que esas denominadas "afecciones del estilo de vida" se encontrarían entre las cinco enfermedades mundiales más frecuentes al aproximarse el milenio. Sin embargo, para quienes padecen esas enfermedades y dolencias, el clasificarlas como estilos de vida sirve para trivializar su efecto sobre la calidad de la vida.

El deseo por optimizar la calidad de la vida se intensificará con el tiempo, lo que reflejará un cambio radical, sin precedentes y casi por completo irreversible en la demografía del mundo desarrollado. En 1955, la edad media mundial de defunción era de 48 años, elevándose a 66 años en 1998, y, posiblemente, a 73 en el 2025. Por tanto, a medida que la ciencia proporciona los medios para mantener la vida durante más tiempo, también debe abordar el deseo de conservar su calidad reduciendo la morbilidad. La medicina ha creado la expectativa de que los efectos colaterales del envejecimiento pueden mejorarse mediante una bala mágica: ahora es el momento de dar satisfacción a esta expectativa. El reconocimiento dentro de la industria farmacéutica de este potencial comercial se pone de manifiesto en la inversión que se dedica en la actualidad al desarrollo de tratamientos para afecciones del estilo de vida: se están invirtiendo unos 20.000 millones de dólares para el desarrollo de 400 compuestos indicados para las dolencias que aparecen con la edad.

 

Los tabúes de la enfermedad

Una población en proceso de envejecimiento no crea por sí misma una demanda de medicamentos de estilo de vida. Sin embargo, este fenómeno ha ido acompañado de una erosión gradual de los tabúes sociales que anteriormente impedían que los pacientes acudieran al médico en busca de ayuda para dolencias y síntomas que no significaban un riesgo para la vida, sino que eran psicológicamente nocivos. La depresión es un ejemplo clásico.

En los años cincuenta y sesenta, las compañías farmacéuticas se mostraban reacias a desarrollar fármacos para tratar la depresión, porque el mercado estaba mal definido y se desconocía la epidemiología verdadera de la enfermedad. La depresión se asociaba también con trastornos mentales y, por consiguiente, acarreaba un profundo estigma social. Por consiguiente, los medios de comunicación se alejaron asustados de la depresión per se, la cual solía considerarse, en cualquier caso, que se curaba por sí misma sin intervención farmacológica en el 80% de los pacientes. Los antidepresivos originales recibieron una tibia bienvenida, aunque el uso de tranquilizantes, sobre todo de benzodiacepinas (por ejemplo, Librium y Valium), para el tratamiento de la ansiedad, el estrés y el insomnio, estaban creando un mercado considerable y creciente. En la década de los setenta, el tratamiento farmacológico antidepresivo se complicó por la manipulación de moléculas farmacológicas y el lanzamiento de varios tricíclicos y otros productos relacionados. Esto significó que, si bien la prescripción de antidepresivos iba siendo cada vez más común, se perpetuaba el escepticismo en torno a su uso. No fue hasta 1988, con el lanzamiento del primer inhibidor de la recaptación selectiva de serotonina (SSRI) que fue satisfactorio, el Prozac (fluoxetina), cuando se empezó a dar una interpretación de origen biológico a la depresión. Esta teoría ganó terreno en una época en la que la depresión se estaba redefiniendo como una enfermedad generalizada que requería un tratamiento farmacológico a largo plazo. A su vez, Prozac se transformó rápidamente en una marca mundial a través de la fascinación de los medios de comunicación.

En la actualidad, más de 20 libros publicados en lengua inglesa contienen en su título la palabra Prozac, entre los que podemos destacar Prozac Nation de Elizabeth Wurtzel (1994). Exactamente de la misma manera que este producto llevó a las naciones a cuestionarse su insatisfacción con la vida, incluso en los prósperos años ochenta, la Viagra y los fármacos anti-obesidad, anti-alopecia y anti-arrugas han expuesto y expresado nuestro deseo de una gratificación estética en los noventa. Por tanto, en este artículo sugerimos que existe una oportunidad para explotar las necesidades insatisfechas del mercado de los fármacos de estilo de vida a través de la predicción de futuros cambios sociales y las consiguientes variables demandas de farmacoterapia.

 

Características de la enfermedad

Es evidente que algunas afecciones conducen de manera más clara al desarrollo de medicamentos de estilo de vida que otras. Como se mencionó antes, entre dichas afecciones se encuentran la disfunción eréctil, la obesidad, el envejecimiento del piel, la alopecia y la depresión. Sin embargo, la lista puede aumentar hasta abarcar la anticoncepción, la fertilidad, la diabetes, las enfermedades prostáticas, la osteoporosis, la enfermedad ósea de Paget, el insomnio, la enfermedad de Alzheimer y de Parkinson, la incontinencia, la osteoartritis, la artritis reumatoide, los trastornos oculares, los trastornos cutáneos y la sepsis. Muchas de estas enfermedades son de origen endocrino, pero esto no debe interpretarse en el sentido de que las afecciones hormonales resulten más ventajosas para el desarrollo de medicamentos de estilo de vida que cualquier otra categoría terapéutica. Se trata simplemente del reflejo de que muchas afecciones endocrinas se manifiestan en realidad mediante síntomas, por ejemplo, urológicos o musculoesqueléticos.

 

Los posibles fármacos de estilo de vida parecen caracterizados por criterios patológicos específicos. Esos criterios no tienen que ser comunes para todos los medicamentos de estilo de vida, pero incluyen las observaciones de que:

  • Son los efectos secundarios indeseados asociados con el proceso natural del envejecimiento (por ejemplo, la diabetes).
  • Son relativamente graves, pero hacen difícil la distinción entre enfermedad o síntomas médicos 'clásicos' y el mantenimiento farmacéutico de una autoconsideración sana y estética (por ejemplo, la obesidad).
  • Son crónicas, requieren un compromiso a largo plazo con el tratamiento farmacológico, pero responden rápidamente, a menudo con resultados visibles (alopecia).
  • A menudo se trata de síntomas asociados con una enfermedad subyacente (por ejemplo, la disfunción eréctil y la alopecia pueden ser reflejo de problemas circulatorios).
  • Son dolencias que gozan de un conocimiento y una comprensión públicos relativamente elevados (por ejemplo, la disfunción eréctil).
  • Reflejan la percepción, más por parte de los consumidores que del médico, de una calidad de vida inadecuada (por ejemplo, envejecimiento de la piel).

 

Quizá no sorprenda que estas características de la enfermedad sean similares a las que hacen a un producto adecuado para el marketing directo al consumidor. Es esta accesibilidad al público y a los medios de comunicación lo que permite a los fármacos de estilo de vida obtener su gran impacto comercial: a través de la atención a los medios de comunicación. Entran en la psique pública, que percibe una necesidad terapéutica insatisfecha. Los pacientes (a modo de consumidores) presionan a los médicos para que prescriban determinados medicamentos; esto induce una mejoría notable, y a menudo inmediata, de la calidad de vida de los pacientes y los engancha en el tratamiento farmacológico a largo plazo; los relatos de éxito del tratamiento atraen aún más la atención de los medios de comunicación y las ventas del producto se disparan.

En la figura 1 se resume este proceso por medio del cual se impulsan las ventas de fármacos de estilo de vida.

 

Figura 1

Proceso del impulso de ventas de los "Lifestyle"

 

Características del producto

Hasta ahora se ha establecido el escenario social para el lanzamiento de un medicamento de estilo de vida y se han esbozado las características de las dolencias a las que se dirigen. Sin embargo, el elemento más costoso, arriesgado y complejo del desarrollo de un medicamento de estilo de vida es asegurar que sea lo suficientemente eficaz y fácil de administrar para garantizar así el cumplimiento del tratamiento. Para conseguir este objetivo, al crear un fármaco de estilo de vida son fundamentales las siguientes características del producto, o una selección de ellas:

  • Rápida eficacia.
  • Efectos colaterales aceptables, que sean minimizados por la eficacia del producto, su efecto inmediato o su utilidad.
  • Un régimen de dosificación sencillo.
  • Una formulación adecuada.

 

Es interesante observar que todas estas características acercan los productos de prescripción a la condición de OTC y esto es crucial para la comercialización de un potencial medicamento de estilo de vida. Las ventas del producto serán impulsadas por los pacientes que tienen la sensación de ejercer un mayor control sobre su medicación al ser capaces de sacar provecho de sus experiencias pasadas con medicamentos OTC. Esto representa también la posibilidad de que los medicamentos de estilo de vida acaben por convertirse en medicamentos OTC para mantener las ventas en los casos de aumento de la competencia o de vencimiento de la patente. Esto ha ocurrido ya con el tratamiento para la alopecia de Pharmacia & Upjohn, Regaine (minoxidil).

 

Velocidad

Su incapacidad para ejercer un efecto rápido o para tener efectos colaterales aceptables explican, en parte, porqué los antidepresivos previos a los SSRI no consiguieron convertirse en éxitos fulminantes o medicamentos de estilo de vida. Pese al hecho de que los medicamentos de estilo de vida sirven en general para tratar afecciones que no constituyen un riesgo para la vida y tienen, en cambio, como objetivo mejorar la calidad de vida, es evidente que los pacientes están dispuestos a sufrir un cierto nivel de efectos colaterales en virtud de la inmediatez y la eficacia. Así pues, aunque, por ejemplo, los liporreductores son eficaces, no actúan de manera inmediata y, en cualquier caso, es muy posible que la elevación de los niveles de colesterol no haya tenido todavía un efecto sobre la calidad de vida del paciente. Por el contrario, la Viagra es inmediatamente eficaz en los varones impotentes y, algo muy importante, tiene resultados visibles. De igual manera, las terapéuticas para el tratamiento de la alopecia y la obesidad deben inducir también efectos visibles en los pacientes. Esto explica porqué se hace referencia a esos productos de manera más general como medicamentos de estilo de vida que, por ejemplo, los indicados para la enfermedad de Alzheimer o la artritis.

 

Efectos colaterales

La Viagra se ha convertido en un éxito a pesar de la publicidad adversa en torno al fallecimiento de unos pocos pacientes, muchos de los cuales, según parece, no atendieron las advertencias de Pfizer de que el producto está contraindicado en varones que estén tomando nitroglicerina u otros nitratos para el tratamiento de las cardiopatías. Tiene también otros efectos colaterales de los que se ha hecho publicidad, entre ellos las cefaleas y los sofocos, en el 16% y el 10%, respectivamente, de los pacientes sometidos a ensayo. El Prozac está asociado con varios efectos colaterales (por ejemplo, náuseas, diarrea y disfunción sexual) y la posibilidad de que pueda desencadenar agresión y hostilidad se ha debatido ampliamente e incluso ha sido objeto de al menos un caso llevado a los tribunales. Además, el uso del tratamiento para la alopecia, la Propecia, está restringido únicamente a los varones, ya que puede causar defectos de nacimiento en las mujeres. Este riesgo es tan grande que se aconseja a las mujeres no manipular siquiera el producto, ya que algunos de sus potentes mutágenos podrían filtrarse a través de la piel. Sin embargo, los pacientes consideran sin duda que los beneficios de calidad de vida de estos productos son lo bastante significativos como para que compensen sus reacciones adversas.

 

Administración

Un régimen de dosificación única y una formulación cómoda tienen una influencia positiva sobre el cumplimiento del paciente, más aún cuando van acompañados de resultados claramente visibles. A su vez, esto se pone de manifiesto en la rápida aceptación del producto tras su lanzamiento y en su prolongado gran volumen de ventas. De hecho, el no cumplir estos criterios ha sido la razón de que el Caverject inyectable (alprostadil) de Pharmacia & Upjohn no haya disfrutado de la recepción que se ha brindado a Viagra, que se toma en comprimidos. Otros regímenes de dosificación potencialmente sencillos y cómodos son:

  • Inyecciones infrecuentes (por ejemplo, para la anticoncepción femenina).
  • Lociones/geles (para los tratamientos de la piel y la alopecia).
  • La administración nasal (todavía por aparecer en los medicamentos de estilo de vida).
  • Los parches (para la anticoncepción, pero en gran medida poco utilizados para los medicamentos de estilo de vida).

 

Hasta la fecha, la forma de administración ha sido un elemento infravalorado en el desarrollo de los medicamentos de estilo de vida. Esto representa una oportunidad comercial significativa para distinguir entre los diferentes medicamentos de estilo de vida a medida que se van lanzando más productos que se identifican también como de estilo de vida y se intensifica la competencia entre ellos.

 

Resumen

En la figura 2 se resumen las características fundamentales de los medicamentos de estilo de vida que los distinguen de otros productos farmacéuticos e impulsan la inflación de los volúmenes y los valores de venta.

Figura 2. Características de los "Lifestyle"

 Características Sociales

Medicalización del proceso natural de envejecimiento.

La erosión de los tabúes sociales abren nuevos mercados.

Alta recompensa pública.

 Características de la enfermedad

Efectos colaterales moderados que aparecen con la edad.

Mantenimiento de una imagen saludable.

Enfermedades crónicas que requieren tratamientos a largo plazo.

Síntomas asociados a enfermedades menores.

Percepción de una calidad de vida no conseguida.

 Características del producto

Rápida efectividad con resultados visibles.

Los efectos secundarios son menores que la inmediatez de su eficacia (subjetivo)

Régimen de dosificación simple.

Formulación conveniente.

Fuente: Datamonitor.

Marketing y Mercado

Los medicamentos de prescripción se han venido comercializando de manera tradicional directamente a los médicos y a las autoridades sanitarias, y el paciente ha tenido muy poca participación en el proceso de elección del medicamento. En Estados Unidos, se permitió que las compañías farmacéuticas anunciaran sus productos directamente al consumidor (DTC) por primera vez en agosto de 1997, pero en Europa sigue prohibido. Desde el cambio de normativa, en Estados Unidos se han emitido anuncios DTC de 29 productos farmacéuticos y los resultados, medidos en términos de visitas de pacientes a los médicos, han sido positivos. La publicidad DTC proporciona a las compañías farmacéuticas la oportunidad de anunciar su marca y sus productos de prescripción, y se espera que se convierta en una importante herramienta en el mercado farmacéutico, cada vez más competitivo. Sin embargo, el éxito de los medicamentos de estilo de vida amenaza con retirar el control de la imagen de marca de sus creadores. La Viagra, por ejemplo, se ha convertido en un icono que está en manos de los medios de comunicación. El marketing DTC proporciona a las compañías farmacéuticas de Estados Unidos un cierto control sobre la imagen de marca, pero, en Europa, las compañías farmacéuticas tienen muy poco control si un medicamento se convierte en el tema de atención de los medios de comunicación. En la siguiente sección se examinan los problemas asociados con la intervención de los medios de comunicación en los medicamentos de estilo de vida.

Como resultado de una amplia investigación consistente en entrevistas con ejecutivos del área de I+D del sector farmacéutico, Datamonitor estima que existen aproximadamente 400 compuestos actualmente en desarrollo para tratar enfermedades asociadas con la edad, pero que no amenazan la vida de las personas.

De todos ellos es razonable suponer que, al menos uno de cada diez, pueda tener potencial como "lifestyle". Si estos 40 productos alcanzan su comercialización, pueden tener un potencial de generación de negocio anual de unos mil millones de dólares cada uno, lo que supondría un incremento añadido de 40.000 millones de dólares del mercado farmacéutico mundial en los próximos 10 años.

Si el mercado farmacéutico mundial en 1998 movió aproximadamente una cifra de negocio de 280 mil millones de dólares, sólo un 1,5% de esa cifra correspondería a los productos "lifestyle" (ver tabla 1).

Tabla 1. Mercado de los "lifestyle"
Marca Genérico Compañía Ventas 1997 Ventas 1998 % Incr.

Alopecia

Rogaine minoxidilo P&U 121 119 e -1,7
Propecia finasterida Merck n/d 78 e n/d

Depresión

Prozac  fluoxetina Lilly 2.559 2.846 e 11,2
Paxil paroxetina SB 1.519 1.840 e 21,1
Zoloft sertralina Pfizer 1.507 1.850 22,8

Impotencia

Viagra sildenafilo Pfizer n/d 788 n/d
Caverject Alprostadil P&U 88 72 e -18,2
Muse Alprostadil AstraZéneca n/d n/d n/d

Obesidad 

Redux dexfenfluramina AHP retirado    
Xenical orlistat Roche n/d 100 e n/d
Meridia sibutramina Knoll n/d 200 e n/d

Anticonceptivos Orales

Línea Anticonceptivos  Schering AG 885  1.062 e  20,0 e
 Línea Anticonceptivos J&J 680 762 e 12,0 e
 Línea Anticonceptivos AHP 647 712 e 10,0 e
 Línea Anticonceptivos Akzo Nobel 371 408 e 10,0 e

 Envejecimiento de la Piel

Botox botolinum toxin tipo A Allergan 90 126 e 40
Renova tretinonina J&J 45 91 e 102

AHP = American Home Products.
J&J = Johnson & Johnson.
P&U = Pharmacia & Upjohn.
SB = SmithKline Beecham.
e = estimación.
n/d = no disponible.
Ventas en millones de dólares USA.
Fuente: Datamonitor.

En la próxima década esta proporción se incrementará hasta el 10%.

El estudio identifica las siguientes áreas clave de este sector: impotencia, depresión, obesidad, piel envejecida y anticonceptivos.

La figura 3 muestra las ventas actuales de estas áreas y sus actuales tasas de crecimiento. La impotencia es quizá el área con crecimientos mas grandes del actual panorama de los 'lifestyle'.

Figura 3. Crecimiento en las áreas clave de los "lifestyle"

Pfizer: El próximo líder mundial

Según Datamonitor, las expectativas de que Pfizer pase a ser el próximo líder farmacéutico mundial en los próximos cinco años, son muy grandes, sobrepasando al actual líder del mercado, Merck & Co.

Las ventas de Pfizer crecieron un 11% en 1997, alcanzando los 12.500 millones de dólares, y se estima que obtendrá un crecimeinto medio anual del 15% en los próximos cinco años.

El informe cree que este crecimiento vendrá dado por dos factores clave: un amplio y completísimo portafolio de I+D, y un gran número de acuerdos y licencias. Pfizer es uno de los mayores inversores mundiales en I+D, ya que la inversión realizada por la compañía en 1998 superó los 1.900 millones de dólares, casi el 16% de sus ventas. Además está planificando incrementar sus instalaciones de investigación en un 50% en Gran Bretaña, Japón y los Estados Unidos. Entre los nuevos productos que se dispone a lanzar el próximo año, se halla un novedoso antimigrañoso y un producto indicado en la fibrilación atrial.

Pfizer también ha perseguido una estrategia agresiva en cuanto al tema de licencias. Basta ver la productividad que está obteniendo con los derechos de comercialización del hipolipemiante de Warner Lambert, Atorvastatina, el producto que más vendía, antes del Viagra; y el acuerdo alcanzado con Searle con el Celebrex, (antiartrítico).

Estos dos éxitos estratégicos le aseguran a Pfizer unos buenos generadores de recursos financieros, y que les asegurarán buenas previsiones de crecimiento en los próximos años.

El éxito conseguido con Viagra en la mayoría de los países en los que se ha comercializado (España es uno de los países en donde no se han cumplido las expectativas), ha animado a que el presidente ejecutivo de Pfizer, William Steere, haya tomado la decisión de intentar descubrir otros 'lifestyle drugs' -son fármacos que ayudan a la gente a mejorar su calidad de vida que el paso de los años quiere arrebatarles- declaró recientemente.

 

Control corporativo

Las compañías que, como Pfizer, tienen medicamentos de estilo de vida entre sus productos y su pipeline se encuentran en una posición privilegiada. Poseen productos que gozan de una demanda extremadamente grande, y que prácticamente los comercializan solos en todo el mundo, con una gran posibilidad de llegar a ser un éxito fulminante y por los cuales los pacientes están dispuestos a pagar un precio extraordinario. Sin embargo, hay una desventaja clara para un éxito tan incontrolado. La propaganda de los medios de comunicación induce una falta total de control corporativo sobre la promoción del medicamento, y podría destruir el producto y la compañía en el caso de hacer una publicidad adversa, fuera ésta cierta o falsa. Además, problemas de suministro, controversias sobre los precios y la cobertura social de los medicamentos, y la posibilidad de consumo abusivo, hacen que los mercados negros evolucionen rápidamente, recortando los beneficios corporativos y pudiendo empañar las imágenes de marca.

Las compañías farmacéuticas pueden perder el control corporativo con respecto a la imagen del producto y también a su distribución física. Por ejemplo, el antidepresivo Prozac se convirtió en la 'píldora de la felicidad' y la Viagra se ha vendido como una píldora sexual. Estas imágenes creadas por los medios de comunicación, son, en un sentido, positivas y, por supuesto, han servido para originar una enorme demanda de los dos productos por parte del consumidor. Sin embargo, socavan la propuesta de que estos productos son necesidades médicas y de que pueden tener un efecto nocivo sobre el comportamiento, tanto de quienes los prescriben como de quienes los pagan. Los productos farmacéuticos situados en el dominio público, también pueden ser teñidos por imágenes directamente negativas. En el caso de la Viagra, por ejemplo, cada semana se publica que ha sido responsable de varios fallecimientos prematuros más. Muchas de esas historias pueden ser infundadas y rara vez se deja claro que una investigación de la FDA sobre los fallecimientos por Viagra en Estados Unidos no ha conseguido establecer ningún vínculo entre el producto, cuando se utiliza de manera adecuada, y una parada cardíaca.

 

La desventaja que supone el interés de los medios de comunicación

El creciente interés de los pacientes por su propia atención sanitaria, la mayor atención de los medios de comunicación por cuestiones sanitarias y la relajación de las pautas de marketing DTC en Estados Unidos ha creado un ambiente tal que permite que un producto innovador, creado para tratar dolencias de calidad de vida, pase de una relativa oscuridad a una veneración mundial, literalmente, en cuestión de días. Un proceso de este tipo elimina inevitablemente casi cualquier tipo de control corporativo sobre los mensajes que una compañía desea transmitir a los pacientes sobre su producto. Si los pacientes solicitan después un producto de estilo de vida a los médicos y están satisfechos con su eficacia, inmediatez y perfil de efectos colaterales, este método de marketing a través de los medios de comunicación no es perjudicial para las ventas del producto, antes bien todo lo contrario, sin embargo, si, al poco de su lanzamiento, el producto en cuestión no consigue algunos de esos puntos, el circo de los medios de comunicación puede terminar rápidamente en el punto de partida, pasando de ser considerado positivo a ser negativo, con consecuencias significativas para las ventas del producto y las imágenes corporativas. Esta es la cuerda floja sobre la que se encuentra Pfizer en la actualidad. Las muy anunciadas muertes de unos pocos pacientes a consecuencia de la Viagra están retrasando el registro del producto en varios países, pese al hecho de que esos fallecimientos no son estadísticamente significativos y, en algunos casos, quizás incluso no estén relacionados con el uso del medicamento o se deban a que no se tuvieron en cuenta las contraindicaciones. Esto destaca la necesidad de realizar extensos ensayos clínicos de fase III y que se dé una aprobación meditada no acelerada para los medicamentos de estilo de vida. No seguir cualquiera de estos procesos podría traducirse en sufrimiento (y pleitos) para millares de pacientes de todo el mundo, un destino que persiguió a Grünenthal después de que se prohibiera su 'fármaco de estilo de vida' de los sesenta, la talidomida.

Las promesas que acompañan a los medicamentos de estilo de vida y el hecho de que los pacientes estén dispuestos a pagar para mejorar su calidad de vida, significa que pueden venderse a precios con prima. La Viagra, por ejemplo, cuesta aproximadamente de 7 a 10 dólares por comprimido, mientras que un suministro para cinco meses de la Propecia de Merck cuesta unos 250 dólares, tres veces más que el medicamento para la próstata, el Proscar, del mismo laboratorio y con el mismo principio activo. El coste de esos productos y su supuesta falta de necesidad médica, han levantado controversias relativas a su cobertura por la sanidad pública y ha inducido un creciente mercado negro, cosas ambas que constituyen una mala publicidad para las compañías farmacéuticas implicadas. El dilema para las HMO (Organizaciones de Mantenimiento de la Salud) es que deben satisfacer las exigencias del cliente y a la vez contener los costes. Sin embargo, Kaiser Permanente calcula que la Viagra le costará a su región de California del Norte hasta 50 millones de dólares. De hecho, dado que un millón de miembros de los planes de salud laboral de Estados Unidos han sido diagnosticados de disfunción eréctil, el coste de su cobertura pública con Viagra podría ser mayor que el de todos los antibióticos y antivirales combinados. Por tanto, aunque la administración Clinton ha afirmado a los funcionarios su intención de exigir programas Medicaid que paguen por la utilización de Viagra para sus usos médicamente aprobados, esto se ha topado con una considerable resistencia. En esas circunstancias, Pfizer ha recomendado que los estados cubran sólo 10 pastillas al mes. No cabe duda de que los fabricantes de productos farmacéuticos seguirán de cerca las discusiones relativas al reembolso de la Viagra que se lleven a cabo en Estados Unidos y en otros lugares del mundo en los meses venideros. Cualquiera que sea el resultado, sentará precedente para la cobertura social de todos los fármacos destinados a dolencias similares y que en la actualidad no están cubiertas por el HMO (por ejemplo, la anticoncepción, la alopecia, la fertilidad, la miopía, el envejecimiento de la piel, la obesidad, los antidepresivos de tipo no Prozac y medicinas alternativas).

Las decisiones que se tomen con respecto a si reintegrar o no el coste de este tipo de medicamentos, y la incapacidad de satisfacer las demandas de abastecimiento, pronostican un ambiente en el cual las importaciones paralelas y la aparición de un mercado negro reducirán los beneficios corporativos. Además, pueden hacer innecesaria una fuerza de venta especialmente reclutada y entrenada para poder manejar la demanda masiva de un medicamento de estilo de vida, lo que constituye un coste adicional para un fabricante farmacéutico. El diferencial de precio entre Propecia y Proscar ha inducido el uso ilegal de este último para el tratamiento de la alopecia: al tener una potencia cinco veces mayor que Propecia, se divide un comprimido en cinco y se distribuye en el mercado negro a un precio abusivo. Además, el uso ilegal de Viagra para potenciar la gratificación sexual en varones sanos ha inducido la distribución y la prescripción ilegales del medicamento bajo pretensiones falsas. Por consiguiente, se requiere una estrategia de establecimiento de precios que reduzca al mínimo el abuso (financiero y médico), a la vez que consiga aumentar al máximo el volumen de ventas y el valor del producto, para todos los medicamentos de estilo de vida.

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    Sep. 1999