En Persona. Entrevista a Xavier Martí

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Anouk Suñer-Rabaud

En Persona. Entrevista a Xavier Martí

20/3/2006
4809
Xavier Martí sería la misma persona, si no dirigiera la empresa española de una compañía nórdica? ? Le daría el mismo valor a las personas dentro del equipo de trabajo? ¿Le parecerían igualmente obsoletas las jerarquías? ¿Limitaría también el porte de la corbata a las reuniones importantes? ? Le parecería igualmente absurdo intentar impresionar con una jerga profesional sofisticada? ¿Y las pulseras, los collares? Los llevaría? Seguramente, sí. Porque hay cosas con las que se nace: los ojos claros, una energía desbordante, pero también la autenticidad como religión. Ser la misma persona siempre, esté con quien esté -equipo profesional, familia, amigos – es su credo. Se considera un hombre con suerte. Después de estudiar medicina, hizo un master en ESADE para entrar en el mundo de la empresa

 


Xavier Martí

¿De qué te sientes orgulloso en tu vida profesional?
Ahora estamos entre las empresas medianas, cuando hace 10 años Lundbeck no existía en España. Yla gente aquí se siente también orgullosa de eso. El equipo de personas que estamos aquí desde los principios, compartimos esa sensación. Hacemos campañas de relaciones públicas internas. Cuando hicimos 5 años, cuando hicimos 10 años… No es muy común. Pero las cosas no se buscan diferentes. Salen diferentes.

¿Cuál es vuestro producto estrella?
Cipralex. Es un antidepresivo innovador porque tiene un mecanismo dual que lo hace más selectivo y más potente que el resto de inhibidores de la recaptación de serotonina.

¿Crees que hay una inflación excesiva de diagnóstico de la depresión?
Cada vez se diagnostica mejor. Muchos síntomas somáticos se asocian a la depresión. Estamos hablando de países ricos. A lo mejor sí que habrá médicos que se adelanten demasiado con pocos síntomas. Pero la depresión mal diagnosticada, a la larga, es un coste social muy elevado

¿Es una enfermedad de lujo, la depresión?
A ver… es una enfermedad de países desarrollados. En los países pobres, la gente tiene que comer primero.

Pero también estamos en neurología y psiquiatría con productos para la esquizofrenia y el Alzheimer con Ebixa, otra enfermedad de la nueva era, cada vez mejor diagnosticada. Allí hay una labor social muy grande que hacer. Los pacientes están en manosde familiares, más que de personal sanitario como en otros países. Y hay mucho que hacer.

¿Cómo participáis?
Aparte delos fármacos, aportamos colaboración, formación… Nosotros tenemos Lundbeck Instituteen Copenhague, donde se intercambian conocimientos de profesionales de varios países. Trabajamos para mejorar la calidad de vida de los pacientes y el entorno social, con asociaciones de enfermos mentales, de enfermos de Alzheimer.

Te sientes muy identificado con la empresa. Y fuera de la vida profesional, ¿quién eres?
Tengo un a vida personal muy llena. Tengo una familia, dos hijos adolescentes, te puedes imaginar lo que es eso…Me gusta salir con los amigos, me gusta el deporte… Soy una persona muy activa, pero cada vez cuesta más. Echo a faltar la energía que tenía antes, pero la experiencia, es verdad, compensa muchas cosas.

¿Encuentras difícil la educación de los hijos a los 16 y 18 años?
Sí, los padres, poco podemos hacer. Pero hay que saber qué hacer, y luego hacerlo.

Dicen los psicólogos que se reproducen inconscientemente los esquemas de los propios padres, por lealtad.¿Es así?
La verdad es que reproduces expresiones que tus padres utilizaron para ti. Por ejemplo la típica frase: “Os creéis que eso es un hotel”, la dices exactamente con la misma pronunciación que oías en casa. No dirás “os creéis que eso es una pensión”, no. Dices “un hotel”

¿Y qué piensas inmediatamente después de decir esa frase?
Pienso: he jurado toda la vida que no lo diría, y lo acabo diciendo. Pero lo que nuestra generación ha intentado mejorar es la autoridad. Aquello de “porque lo digo yo”. Pero ha veces te sientes impotente. Piensas “¿por qué me gasto tanta energía, si al final lo va a hacer porque lo digo yo?” Es complicado. Es más complicado llevar una familia que una empresa.

¿Y esos amuletos que llevas colgando?
Uno es de Venezuela y otro de Costa Rica. Pero fíjate en la gente que lo lleva, eso. Y el porqué. La gente de 30 años, esconde sus pulseras. En cambio a los cuarenta, queremos enseñar nuestro lado salvaje, joven. Los cuarentones largos, que como yo, se aferran a la juventud… Te vas acercando a los cincuenta, y no tienes ganas.

¿Tus hijos te ven como un papá joven?
No.

¿Seguro?
Seguro. A mí me gusta la música moderna, tengo una forma de vestir más informal que otros padres, sobre todo el fin de semana, voy más tirado... Y me dicen: “¿pero dónde vas con eso? Eso es la ropa que llevo yo,que tengo 17 años”. Los hijos nunca están de acuerdo con lo que hacen los padres.

¿Siempre has querido ser médico?
Sí. Y eso que mi familia viene del textil catalán puro. Pero a mí me gustaba mucho la traumatología deportiva. Es mi vocación frustrada. En la primera empresa en la que trabajé, hacíamos demostraciones de equipamiento hospitalario, de mesas de quirófano, y algunas de ellas eran mesas de tracciones de trauma. Y tenía una morriña… Llegó un momento en que los comerciales me decían, “Oye, no. Nuestra labor es enseñar como funciona, vender el producto, y ya está. Pero tú no ejerces de médico”. Yo pensaba: ¿pero qué estás haciendo? A mí, lo que me gusta, es precisamente lo que este señor que va a utilizar mi mesa está haciendo.

¿Has tenido que renunciar a una auténtica vocación?
Sí, he aplicado mis conocimientos al mundo de la empresa y no directamente al paciente. Contribuyes a la sociedad de otra forma. Sin los laboratorios, no existirían ni los antibióticos.

¿Crees que dos y dos son cuatro?
En números, sí. Cuando lo aplicas a las personas, te quedas entre un 3,5 y un 5. Pero hay que ser riguroso con los números y flexible con las personas.

¿Cuándo te enfadaste por última vez?
Yo no me enfado mucho. Si tienes un problema con alguien, es porque no has sabido evitarlo. En el fondo eres culpable tú. La gente es más culpable de lo que cree, de las cosas que le pasa.

¿Culpable o responsable?
¿Qué diferencia hay? Yo creo que responsable es un culpable en positivo. Yo tuve un accidente de esquí, porque fui irresponsable. Y me casqué toda la rodilla.

¿Se aprende de los errores?
Sí, pero no cambias de carácter. Yo por ejemplo, ahora soy más responsable esquiando, pero nunca lo seré tanto como aquella persona que siempre lo ha sido. Siempre tienes el punto aquel de que se te va un poco la olla, ¿entiendes? Y tienes que frenar. Pero en general me gusta más lanzarme que no frenarme.

 ¿Hay algo que cambiarías de ti?
Tengo tendencia a confiar mucho en la gente. Hasta ahora, me ha dado resultado. Pero estás expuesto a que te den una puñalada por detrás.

¿Qué es lo que más aprecias en una persona?
La sinceridad. Que pueda confiar, que no sea falsa. A una persona le puedes decir todo, pero con educación. No me gusta cuando alguien te dice “lo digo todo tal como lo pienso”. Es importante la educación, no ofender a la gente.

¿Te interesa la política?
No mucho. No me gustan los políticos. Estamos todo el día opinando de opiniones. Cuando era joven, era pasota. Cuando eres joven, eres radical. Puedes ser radical de derechas, radical de izquierdas, pues yo era radicalmente pasota.

¿Militarías por alguna causa?
Recuerdo un viaje en avión con una vecina de asiento que era enfermera en prácticas en la India, en un hospital pediátrico. No cobraba. Entonces decidió ir a África de enfermera con un sueldo, para poder volver con dinero a la India y seguir haciendo de voluntaria. Yo me quedé por los suelos. Me cogió un complejo de no hacer nada. Me hablaba de los niños que se mueren y meten a cabazos en sacos… y después, piensas: bueno, ¿y has hecho algo? No. No he hecho nada. En el fondo, me siento culpable de esto.

¿Cuál es tu refugio?
No soy una persona que necesita refugio. Mi vida personal es un refugio de mi vida profesional, mi vida profesional un refugio de mi vida personal, y dentro de mi vida personal, mis amigos tienen una parcela de tiempo, mi familia , otra parcela. Pero no tengo necesidad de cerrarme en un sitio para olvidarme del resto, no.

¿Es importante la imagen para ti?
Siempre y cuando exprese lo que eres de verdad.

¿Es importante el aspecto físico?
Si representa lo que eres, sí.

No sé por qué motivo, tengo en la cabeza la visión de un Xavi niño, regalando su juguete a otro niño que se le acerca, simplemente porque se lo pide con educación. No hemos hablado de ello, pero se ha colado entre líneas: la generosidad, en el caso de Xavier Martí, es una materia palpable.

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